domingo, 16 de enero de 2011

Los obreros se rehúsan a dejar su arte

En medio de la fragorosa vegetación tupida de la selva  se levantan aún modestas casas de artesanos que se dedican al tallado en balsa. Oficio que nació hace 26 años y que ya no representa la principal fuente de ingresos para los habitantes del Puyo. 

Este rincón amazónico, de clima húmedo-tropical, muestra a cada paso la exuberante riqueza en la flora y fauna que posee. Entre casa y casa, y a la orilla de la vía, los árboles  dan sombra y frescura a la atmósfera
.

Y es en ese lugar prodigioso   don de un grupo de artesanos se organizó para montar pequeños negocios que se encuentran ubicados en el sector de la plaza Aray.

Los obreros de la balsa, como los llaman  quienes aprecian su trabajo (aunque muchos    ya no forman parte de él), se han especializado en la elaboración de distintos artículos para ofrecer a los clientes, turistas sobre todo.

Gloria Albán y Wilson Malusín  son esposos, ambos trabajan como artesanos y el centro de labor es su casa.

La economía de esta familia depende directamente de las ventas de las figuras de balsa.

Albán comenzó con un pequeño taller en su casa  y desde hace 15 años elabora las artesanías.

Es habitual encontrar  a la pareja en el patio de su vivienda, donde han improvisado un taller para que la  imaginación tenga espacio. Sus hábiles manos, con la ayuda de un cuchillo y una lija, moldean innumerables figuras.

En el sitio se puede crear  toda clase de artesanías, desde los tradicionales loros,  tucanes, guacamayos; hasta sapos.  Pero su trabajo no termina ahí, han incursionado en el diseño de flores.

Los esposos realizan una selecta gama de rosas, orquídeas,  girasoles, claveles y hasta réplicas exactas de las diversas muestras de flores nativas de la zona.

HistoriaMalusín, cónyuge de Gloria, vio cómo los indígenas de la localidad tallaban en balsa las figuras de  pájaros originarios. “Hacían un montón de aves, luego las pintaban para entregarlas a los grandes comerciantes que las transportaban a distintos lugares del Ecuador”.

Así, el producto se daba a conocer, expresó, introduciendo  al mercado la gran gama de objetos en balsa.  Más adelante vinieron los mayores pedidos de  Quito, Guayaquil, Salinas y Atacames, cuyo destino final era el mercado internacional.

Recordó que esta   actividad surgió en 1985 por   casualidad y como una forma de salir del desempleo.

Entre los años 1995 y 2000 la demanda aumentó y la mayoría de la población improvisó un taller. Algunos, como nos cuenta don Wilson, llegaron a tener hasta  25 empleados y más de 50 familias se convirtieron en proveedoras. Pero con la dolarización cayó el negocio.

“Los que pudieron aprovechar  construyeron sus casas y quedaron con algo”, expresó con   voz apagada y clavando una mirada herrumbrosa contra el piso.
La balsa como materia primaEl árbol de balsa es nativo de Sudamérica tropical y es conocido porque se trata de  una madera extremadamente ligera, algo que le da   flotabilidad.

Esta especie crece en las zonas que se mantienen en un rango de 22 a 26 grados centígrados,  por lo cual a una mayor o menor temperatura su producción se reduce.

Además, uno de los inconvenientes para dicha producción es que este árbol no crece solo,  sino que necesita de la compañía  de diversas plantas nativas que se encuentren en sitios apartados  del área urbana.

En el país  existen pequeñas plantaciones de balsa, pero la producción mayoritaria depende del crecimiento espontáneo. 

En los años 90, con el  incremento del volumen de mercado,  la producción    empezó a declinar. Por ello, los artesanos incentivaron a los indígenas -que viven en las comunidades de la Amazonía- para que iniciaran un proceso de reforestación. Esta medida ayudó a preservar la especie y ahora por cada árbol de balsa que se tale  se deben sembrar dos plantas. 

Según Gloria Albán, la mayor motivación de los cultivadores para establecer pequeñas plantaciones de  balsa ha sido la demanda y el cuidado del ecosistema.

Pero no se queda atrás el hecho de que gracias al crecimiento rápido de la especie han gozado de ventajas económicas.

“El ciclo de vida de la planta es de cuatro a cinco años y de ahí podemos visualizar las ventajas económicas. Situación que es difícil de alcanzar en el caso de otras especies maderables que requieren un tiempo mucho más largo”, sostuvo Albán.

La cosecha rápida permite que ingrese -inmediatamente- la madera al  mercado  local (para su proceso) y al internacional (para obtener un producto final y de mejor calidad).

La balsa, como se ha  dicho,  es utilizada en la actualidad por las poblaciones locales e indígenas de la Amazonía, como materia prima para elaborar artesanías. Además,   se construyen asientos con figuras de animales típicos de la selva.
Esta   actividad surgió  por casualidad y como una forma de salir del desempleo

Por la flexibilidad que tiene sirve para elaborar flotadores para las cuerdas de salvamento y su resistencia la convierte en un material de embalaje y excelente amortiguador.

Por las  características aisladoras del material para preservar se lo utiliza en las incubadoras, los refrigeradores  y las cámaras frías.  También se  lo emplea en la construcción de aviones de pasajeros, en juguetes, en aeromodelismo y barcos.

Elaboración de artesaníasLos objetos  elaborados en balsa que cumplen fines  ornamentales han salido al mercado con la finalidad  de satisfacer el interés de los turistas nacionales e internacionales por adquirir un recuerdo de la Amazonía. Es así que se ha convertido en una alternativa, aunque débil, destinada a limitar el tráfico de  animales silvestres.

Los diseños que mayor acogida han tenido en el mercado artesanal son las figuras de aves de la Amazonía: loros, tucanes y papagayos, así como también los diseños de peces, serpientes, águilas, búhos, frutas, fruteros, palillos, aretes y llaveros con diferentes nombres.

El tamaño de las piezas varía de acuerdo con la figura. Existen algunas que van desde 3 centímetros hasta las de 2 metros de alto, que son  talladas en las casas de los artesanos.

Luis Alberto Chimborazo  tiene su taller afuera de su vivienda, en un pequeño espacio techado y rodeado de una cerca de madera.

Sentado sobre una banca, junto a una mesa en la que su esposa e hija se dedican a dar los toques finales a las hermosas esculturas, don Luis moldea un  trozo de madera blanca.

Con una de sus manos coge un extremo de la madera, mientras   con la otra talla, con destreza, un tucán de 10 centímetros de  longitud. A cada cuchillada se desprenden las astillas de la figura que  aparece poco a poco, en lo que antes solo era un trozo de madera sin forma.

A un lado y frente a él, en otra  mesa, hay más tucanes, esbeltos y pulidos, ya terminados de tallar. En una de las esquinas del taller, arrinconados, varios trozos de madera esperan ser moldeados para mostrar su potencial belleza.

En otro taller, Nancy Villafuerte sostiene entre sus manos un lorito con pedestal, que se convertirá en un covertor de esfero. Ella lo retoca  con colores amarillos que le dan luminosidad a los verdes que lo cubren.
La mayor motivación de los cultivadores de   balsa ha sido  el cuidado del ecosistema

Encima de la mesa que tiene al frente están los pinceles, la paleta de colores y los vasos con agua para limpiarlos. Allí mismo se hallan varias esculturas pequeñas que ya están terminadas y listas para ser comercializadas.

 En el taller se pueden observar artesanías de mariposas, peces, aves y tortugas pintadas con colores vistosos. “Los colores se  escogen por tonos  para brindarles alegría a las personas que las miren”, explicó Nancy.

¿Pero cuál es el procedimiento antes de llegar a la pintura? Según Nancy, se realiza la primera aproximación a la figura con la ayuda de una motosierra pequeña.

Luego se la talla con un machete y cuchillo,   se   seca  la pieza al sol, fogón o  en hornos eléctricos.  A continuación se reparan las aves utilizando astillas de la misma balsa y pega blanca.

Posteriormente, con un pincel o los dedos se  pinta  la superficie. A esta técnica la conocen como fondeado, porque se utiliza agua, cola y pintura de agua. De ahí viene el proceso de resaltar las partes determinadas del objeto.

Cuando las piezas han pasado  por el anterior proceso, reciben una capa de sellador y barniz para que se mantengan brillantes.

El tronco de balsa  de dos metros cuesta 10 dólares y basta uno   para elaborar 50 flores artesanales. Aquí se optimiza hasta la espiga más pequeña.

Así como ellos, ya no quedan muchas familias que amen el trabajo artesanal, pues son pocas las que se dedican a esta  labor tradicional.

Don Luis Alberto indicó que disfruta de la compañía de su familia cuando trabaja,   por lo cual   todavía   talla  en el patio de su casa.

Las figuras elaboradas en balsa fueron  una iniciativa del ciudadano extranjero José Joe Breiner, quien hace 41 años enseñó la técnica a los indígenas de la zona para que diseñaran figuras de aves.

La técnica de  trabajo se   masificó y todos los moradores aprendieron, por necesidad o interés.

Ahora, los productos se comercializan por varios precios: el tucán de 15 centímetros, por ejemplo, cuesta un dólar con treinta centavos; aunque el valor de la artesanía puede variar  de acuerdo con el gusto   y el tamaño.

La flor amazónica autóctona está en seis dólares y su tamaño es de 30 centímetros; el servilletero de frutas bordea los cuatro dólares.

Doña Gloria manifestó que   los precios se fijan de acuerdo con  las técnicas de tallado manual y el   color de las pinturas que se emplean en estas artesanías.

Proyecciones en el mercadoLa balsa ecuatoriana es considerada  como la de mejor calidad en el mundo para   elaborar   tablas de surf.

Esta condición no solo que es aprovechada,  sino también ha conseguido que una empresa de fabricación de tablas, como Shark Bay Balsa, del guayaquileño Fabián García (quien importa la madera del Oriente), tenga clientes en varios países del mundo.

Los precios de las tablas  en el medio local no superan los 500 dólares; mientras que en el extranjero estas se comercializan   entre 700 y 1.000 dólares, ya que están incluidos  el valor que cuesta   el flete de avión y los impuestos correspondientes.

Por eso, la balsa ecuatoriana es casi considerado    un artículo “de lujo”. Incluso hay quienes compran las tablas para colgarlas en la pared como  una pintura.

Cabe recordar que la práctica del surf comenzó con la utilización   de la balsa... Un producto envuelto en cierta magia y belleza, que les ha permitido a  los pobladores del Puyo ganar representatividad a escala nacional e internacional por sus diseños y costos. Muchas  veces con tremendo éxito.  Otras tantas,    apenas para sobrevivir con dignidad.
Tomada de la edición impresa del 16 de enero del 2011

Los obreros se rehúsan a dejar su arte

El taller está ubicado en el patio de la casa y el trabajo se lo realiza  dentro del núcleo familiar. Las piezas se dejan secar al sol, antes de proceder a pintar.   | FOTO: ALEJANDRO REINOSO / El Telégrafo
FOTO: ALEJANDRO REINOSO / El Telégrafo
El taller está ubicado en el patio de la casa y el trabajo se lo realiza dentro del núcleo familiar. Las piezas se dejan secar al sol, antes de proceder a pintar.
Los artículos en balsa son elaborados por las hábiles manos de quienes aman su tradición.


En medio de la fragorosa vegetación tupida de la selva  se levantan aún modestas casas de artesanos que se dedican al tallado en balsa. Oficio que nació hace 26 años y que ya no representa la principal fuente de ingresos para los habitantes del Puyo. 

Este rincón amazónico, de clima húmedo-tropical, muestra a cada paso la exuberante riqueza en la flora y fauna que posee. Entre casa y casa, y a la orilla de la vía, los árboles  dan sombra y frescura a la atmósfera.
Y es en ese lugar prodigioso   donde un grupo de artesanos se organizó para montar pequeños negocios que se encuentran ubicados en el sector de la plaza Aray.

Los obreros de la balsa, como los llaman  quienes aprecian su trabajo (aunque muchos    ya no forman parte de él), se han especializado en la elaboración de distintos artículos para ofrecer a los clientes, turistas sobre todo.

Gloria Albán y Wilson Malusín  son esposos, ambos trabajan como artesanos y el centro de labor es su casa.

La economía de esta familia depende directamente de las ventas de las figuras de balsa.

Albán comenzó con un pequeño taller en su casa  y desde hace 15 años elabora las artesanías.

Es habitual encontrar  a la pareja en el patio de su vivienda, donde han improvisado un taller para que la  imaginación tenga espacio. Sus hábiles manos, con la ayuda de un cuchillo y una lija, moldean innumerables figuras.

En el sitio se puede crear  toda clase de artesanías, desde los tradicionales loros,  tucanes, guacamayos; hasta sapos.  Pero su trabajo no termina ahí, han incursionado en el diseño de flores.

Los esposos realizan una selecta gama de rosas, orquídeas,  girasoles, claveles y hasta réplicas exactas de las diversas muestras de flores nativas de la zona.

HistoriaMalusín, cónyuge de Gloria, vio cómo los indígenas de la localidad tallaban en balsa las figuras de  pájaros originarios. “Hacían un montón de aves, luego las pintaban para entregarlas a los grandes comerciantes que las transportaban a distintos lugares del Ecuador”.

Así, el producto se daba a conocer, expresó, introduciendo  al mercado la gran gama de objetos en balsa.  Más adelante vinieron los mayores pedidos de  Quito, Guayaquil, Salinas y Atacames, cuyo destino final era el mercado internacional.

Recordó que esta   actividad surgió en 1985 por   casualidad y como una forma de salir del desempleo.

Entre los años 1995 y 2000 la demanda aumentó y la mayoría de la población improvisó un taller. Algunos, como nos cuenta don Wilson, llegaron a tener hasta  25 empleados y más de 50 familias se convirtieron en proveedoras. Pero con la dolarización cayó el negocio.

“Los que pudieron aprovechar  construyeron sus casas y quedaron con algo”, expresó con   voz apagada y clavando una mirada herrumbrosa contra el piso.
La balsa como materia primaEl árbol de balsa es nativo de Sudamérica tropical y es conocido porque se trata de  una madera extremadamente ligera, algo que le da   flotabilidad.

Esta especie crece en las zonas que se mantienen en un rango de 22 a 26 grados centígrados,  por lo cual a una mayor o menor temperatura su producción se reduce.

Además, uno de los inconvenientes para dicha producción es que este árbol no crece solo,  sino que necesita de la compañía  de diversas plantas nativas que se encuentren en sitios apartados  del área urbana.

En el país  existen pequeñas plantaciones de balsa, pero la producción mayoritaria depende del crecimiento espontáneo. 

En los años 90, con el  incremento del volumen de mercado,  la producción    empezó a declinar. Por ello, los artesanos incentivaron a los indígenas -que viven en las comunidades de la Amazonía- para que iniciaran un proceso de reforestación. Esta medida ayudó a preservar la especie y ahora por cada árbol de balsa que se tale  se deben sembrar dos plantas. 

Según Gloria Albán, la mayor motivación de los cultivadores para establecer pequeñas plantaciones de  balsa ha sido la demanda y el cuidado del ecosistema.

Pero no se queda atrás el hecho de que gracias al crecimiento rápido de la especie han gozado de ventajas económicas.

“El ciclo de vida de la planta es de cuatro a cinco años y de ahí podemos visualizar las ventajas económicas. Situación que es difícil de alcanzar en el caso de otras especies maderables que requieren un tiempo mucho más largo”, sostuvo Albán.

La cosecha rápida permite que ingrese -inmediatamente- la madera al  mercado  local (para su proceso) y al internacional (para obtener un producto final y de mejor calidad).

La balsa, como se ha  dicho,  es utilizada en la actualidad por las poblaciones locales e indígenas de la Amazonía, como materia prima para elaborar artesanías. Además,   se construyen asientos con figuras de animales típicos de la selva.
Esta   actividad surgió  por casualidad y como una forma de salir del desempleo

Por la flexibilidad que tiene sirve para elaborar flotadores para las cuerdas de salvamento y su resistencia la convierte en un material de embalaje y excelente amortiguador.

Por las  características aisladoras del material para preservar se lo utiliza en las incubadoras, los refrigeradores  y las cámaras frías.  También se  lo emplea en la construcción de aviones de pasajeros, en juguetes, en aeromodelismo y barcos.

Elaboración de artesaníasLos objetos  elaborados en balsa que cumplen fines  ornamentales han salido al mercado con la finalidad  de satisfacer el interés de los turistas nacionales e internacionales por adquirir un recuerdo de la Amazonía. Es así que se ha convertido en una alternativa, aunque débil, destinada a limitar el tráfico de  animales silvestres.

Los diseños que mayor acogida han tenido en el mercado artesanal son las figuras de aves de la Amazonía: loros, tucanes y papagayos, así como también los diseños de peces, serpientes, águilas, búhos, frutas, fruteros, palillos, aretes y llaveros con diferentes nombres.

El tamaño de las piezas varía de acuerdo con la figura. Existen algunas que van desde 3 centímetros hasta las de 2 metros de alto, que son  talladas en las casas de los artesanos.

Luis Alberto Chimborazo  tiene su taller afuera de su vivienda, en un pequeño espacio techado y rodeado de una cerca de madera.

Sentado sobre una banca, junto a una mesa en la que su esposa e hija se dedican a dar los toques finales a las hermosas esculturas, don Luis moldea un  trozo de madera blanca.

Con una de sus manos coge un extremo de la madera, mientras   con la otra talla, con destreza, un tucán de 10 centímetros de  longitud. A cada cuchillada se desprenden las astillas de la figura que  aparece poco a poco, en lo que antes solo era un trozo de madera sin forma.

A un lado y frente a él, en otra  mesa, hay más tucanes, esbeltos y pulidos, ya terminados de tallar. En una de las esquinas del taller, arrinconados, varios trozos de madera esperan ser moldeados para mostrar su potencial belleza.

En otro taller, Nancy Villafuerte sostiene entre sus manos un lorito con pedestal, que se convertirá en un covertor de esfero. Ella lo retoca  con colores amarillos que le dan luminosidad a los verdes que lo cubren.
La mayor motivación de los cultivadores de   balsa ha sido  el cuidado del ecosistema

Encima de la mesa que tiene al frente están los pinceles, la paleta de colores y los vasos con agua para limpiarlos. Allí mismo se hallan varias esculturas pequeñas que ya están terminadas y listas para ser comercializadas.

 En el taller se pueden observar artesanías de mariposas, peces, aves y tortugas pintadas con colores vistosos. “Los colores se  escogen por tonos  para brindarles alegría a las personas que las miren”, explicó Nancy.

¿Pero cuál es el procedimiento antes de llegar a la pintura? Según Nancy, se realiza la primera aproximación a la figura con la ayuda de una motosierra pequeña.

Luego se la talla con un machete y cuchillo,   se   seca  la pieza al sol, fogón o  en hornos eléctricos.  A continuación se reparan las aves utilizando astillas de la misma balsa y pega blanca.

Posteriormente, con un pincel o los dedos se  pinta  la superficie. A esta técnica la conocen como fondeado, porque se utiliza agua, cola y pintura de agua. De ahí viene el proceso de resaltar las partes determinadas del objeto.

Cuando las piezas han pasado  por el anterior proceso, reciben una capa de sellador y barniz para que se mantengan brillantes.

El tronco de balsa  de dos metros cuesta 10 dólares y basta uno   para elaborar 50 flores artesanales. Aquí se optimiza hasta la espiga más pequeña.

Así como ellos, ya no quedan muchas familias que amen el trabajo artesanal, pues son pocas las que se dedican a esta  labor tradicional.

Don Luis Alberto indicó que disfruta de la compañía de su familia cuando trabaja,   por lo cual   todavía   talla  en el patio de su casa.

Las figuras elaboradas en balsa fueron  una iniciativa del ciudadano extranjero José Joe Breiner, quien hace 41 años enseñó la técnica a los indígenas de la zona para que diseñaran figuras de aves.

La técnica de  trabajo se   masificó y todos los moradores aprendieron, por necesidad o interés.

Ahora, los productos se comercializan por varios precios: el tucán de 15 centímetros, por ejemplo, cuesta un dólar con treinta centavos; aunque el valor de la artesanía puede variar  de acuerdo con el gusto   y el tamaño.

La flor amazónica autóctona está en seis dólares y su tamaño es de 30 centímetros; el servilletero de frutas bordea los cuatro dólares.

Doña Gloria manifestó que   los precios se fijan de acuerdo con  las técnicas de tallado manual y el   color de las pinturas que se emplean en estas artesanías.

Proyecciones en el mercadoLa balsa ecuatoriana es considerada  como la de mejor calidad en el mundo para   elaborar   tablas de surf.

Esta condición no solo que es aprovechada,  sino también ha conseguido que una empresa de fabricación de tablas, como Shark Bay Balsa, del guayaquileño Fabián García (quien importa la madera del Oriente), tenga clientes en varios países del mundo.

Los precios de las tablas  en el medio local no superan los 500 dólares; mientras que en el extranjero estas se comercializan   entre 700 y 1.000 dólares, ya que están incluidos  el valor que cuesta   el flete de avión y los impuestos correspondientes.

Por eso, la balsa ecuatoriana es casi considerado    un artículo “de lujo”. Incluso hay quienes compran las tablas para colgarlas en la pared como  una pintura.

Cabe recordar que la práctica del surf comenzó con la utilización   de la balsa... Un producto envuelto en cierta magia y belleza, que les ha permitido a  los pobladores del Puyo ganar representatividad a escala nacional e internacional por sus diseños y costos. Muchas  veces con tremendo éxito.  Otras tantas,    apenas para sobrevivir con dignidad.
Wilson MalusÍn
Artesano especializado en flores

“Tallaban  un montón de pájaros, luego los pintaban para entregarlos a los grandes comerciantes que los llevaban a  distintos lugares del país”.
 
Luis Alberto Chimborazo
Artesano independiente que se dedica a tallar aves nativas

“El ciclo de vida de la planta es de cuatro a cinco años y de ahí podemos visualizar las ventajas económicas”.
El intermediario arrasa con todo

En los últimos años decenas de familias del Puyo  dejaron de tallar en balsa porque ya no era una actividad rentable, ya que  decayó la demanda de los artículos.

Wilson Malusín  precisó que existen tres tipos de artesanías: las de uso comercial, decorativo y las que tienen valor de uso.

Recordó que el ciudadano extranjero José Joe Breiner  enseño la técnica del tallado en balsa a los indígenas de la zona, con la finalidad   de explotar  sus habilidades innatas, ya que ellos hacían   manualidades en la chonta.

Según Malusín, esta tarea permitía a los visitantes llevarse figuras de la fauna típica de la selva amazónica, en vista de que era imposible despojar a los animales de su hábitat.

Y fue así que con las réplicas de los animales se dio a conocer una parte de la Amazonía ecuatoriana. 

“No podemos dejar de mencionar que en los últimos 10 años decenas de familias del Puyo dejaron este oficio para optar por otro que genere ingresos para sustentar a sus familias.

Muchos   se dedican a la albañilería, otros son obreros municipales y otros se dedican a otras actividades.

En el Puyo solo hay un almacén que se encarga de comprar a todos los comerciantes de la zona  y a la vez  fija  los precios.

Los pocos artesanos prefieren entregar   su contingente a este almacén, debido a que no tienen  la posibilidad de buscar otros mercados.

La entrega se torna segura y constante y mejor se adhieren a este sistema para no perder la única fuente de sustento para sus familias.

Con el propósito de que este arte no se pierda, los obreros se ven en la necesidad de obtener un certificado que los acredite como tales para  impartir sus conocimientos.

No descartan la posibilidad de asociarse para obtener recursos y tecnificar su trabajo, pero la búsqueda de nuevos  mercados se vuelve un obstáculo a la hora de incursionar en nuevos proyectos.

La falta de educación  y mejoras en sus talleres,  los llevan  a continuar con el trabajo que hasta ahora solo les sirve para solventar sus gastos.
 
Personal Opinion
 
I think is sad know that the workers who carve raft don´t have support of the government and of the people that live here. I think that everything that is natural is a good product, if  we see all the advantages of this activity we can find that: is a cheaper activity, it doesn´t need of advanced machines, it gives job to many people and all their families could work together, is a souvenir for the persons that visit our country and for us to know about the species that habit in the jungle.
For improve this project, I think the workers that konw this art or craft the wood have to take their product to a market in Puyo first, they need a place where everyone can sell their products with their prices based in what it cost to them; they may not have only one shop for the products because in that case all the products and prices are monopolized.
Also I think that if they need some capital for develop their workshops they should ask for lendings that permit them for a better work to place, with new tools and other materials that may be in the past they couldn´t buy.
For the last I invite the people to buy this souvenirs that are nice souvenirs of our country, not only expensive things are pretty also the natural products are beautiful.
 
 

2 comentarios:

  1. I agree with you, usually people dont care about the workers just because it's a different type of work but they dont realize that it is as important as others and really needed because a lot of companys are dependant of it and society itself.

    ResponderEliminar
  2. The analysis is OK. But why should the governmetn help them out specifically? (17,5/20)

    ResponderEliminar